Como no
todo van a ser siluros, de vez en cuando gusta cambiar radicalmente de
escenario y de tipo de pesca, así que estuve una semana de relax tras mis
amigas las truchas en dos escenarios distintos, un diminuto arroyo, el cual me
ha hecho pasar últimamente muy gratos momentos y un lago o ibón por encima de
los 2000m de altitud, donde me acompañó mi fiel amigo Toño que vino desde
Mérida para pasar unos días a su Zaragoza natal y quisimos repetir nuestra experiencia
anual de subir a uno de estos mágicos rincones donde te sientes insiginificante
ante tanta grandiosidad y belleza.
TRUCHAS DEL ARROYO