Todos los
inviernos no puedo dejar de hacer alguna escapada por el río gállego, la
escuela donde aprendí gran parte de lo poco o mucho que sé de esto de la pesca.
De esto hace ya unos cuantos años.
El lucio
(ESOX LUCIUS), un pez el cual mucha gente está muy equivocada en cuanto a su
inmerecida fama y su comportamiento.
El lucio
y especialmente los grandes lucios en aguas bastante pescadas, solo hilando muy
fino y sabiendo muy bien lo que haces puedes provocar su picada,
afortunadamente su desconfianza los hace difíciles y por ello codiciados.
Cuanto ha cambiado este pequeño río desde esos años en los que en cada badina había decenas de lucios.
Recuerdo hace
no tantos años que el río gállego era un casi desconocido "criadero"
de lucios y en cualquier tramo que reuniera un mínimo de condiciones tenías una
buena población de ellos, hoy en día su población ha bajado en picado y los
"supervivientes" que quedan se concentran en muchas menos zonas, es por
eso que la presión que sufren por parte de los pescadores es mucho mayor y bien
entrada la temporada han visto pasar ya muchos señuelos por delante de sus ojos
recelando de casi cualquier cosa.
No
resulta nada extraño incluso con señuelos muy realistas que lo sigan hasta la
misma orilla sin atacarlo, muchos de
ellos ya han sido pinchados en alguna ocasión, ojala pueda seguir haciendo
estas escapadas invernales durante muchos años, eso querrá decir que los lucios
siguen ahí.
Me parece
tan lamentable como increíble que una especie que lleva más de medio siglo
entre nosotros, unos "políticos" que no han visto este pez más que a través
de fotografías nos digan, nos quieran imponer que al lucio hay que matarlo in
situ, yo y creo que todos los pescadores deportivos abogamos por el captura y suelta,
es la única forma de que en el futuro nuestros hijos puedan disfrutar de su
pesca y contemplar al "tiburón de agua dulce" en directo y no solo a través de fotografías.