Enero del
2017, las condiciones aunque no eran las mejores invitaban a ello, las aguas
achocolatadas y el abundante caudal del Ebro era razón suficiente para intentar
la captura del primer siluro al lance de la temporada.
Bajo unas
condiciones duras, frío, aguas gélidas y fuera de temporada iniciamos la
jornada, sabiendo ya de antemano que iba a haber muy pocas oportunidades y
había que tratar de aprovecharlas, después de un par de horas sin ver
absolutamente nada, un lance ajustado que parece ser un enganche, pero de
repente ese enganche cobra vida y viene hacia nosotros, sin llegar a clavarlo
bien debajo de la barca y tras una doblada de caña brutal el siluro se desclava
dejando la prueba del delito, una línea llena de baba, mal empezamos!!!
Sabía
antes de empezar que estos días invernales de pesca de siluros al lance es como
en el fútbol, el que perdona oportunidades al final lo suele acabar pagando,
además la experiencia me dice que esa picada, esa confusión entre si es una
rama que no lo mueves del sitio hasta que el pez decide el moverse, era un
siluro de los grandes, uno pequeño-mediano enseguida cabecea y te lo traes y
este era de otra liga.
Pero en
la pesca pocas veces las cosas resultan fáciles, había que seguir intentándolo,
lance tras lance, zona tras zona y el ansiado siluro que no salía, habíamos
tocado ya las zonas a las que más confianza les tenía, pero había que seguir,
en esta pesca de siluros al lance y más a estas alturas de temporada pasas en
un solo segundo de la decepción a la gloria como así ocurrió.
En uno de
los cientos de lances y ya acabando la jornada, Oscar ha clavado algo, en los
primeros segundos el siluro se deja ver, por el tamaño de la cola ya veo que es
con seguridad un 2M, comienza el espectáculo, la presión es brutal, para colmo
lo hemos clavado en una zona muy conflictiva que no se le puede dar tregua.
Sabía que solo metiéndole mucha presión y con la suerte a nuestro favor
saldría, esa zona el fondo es un auténtico "campo de minas" varios
árboles sumergidos varados en pleno cauce, rocas sumergidas, vamos... Que si me
dan a elegir, sería el último lugar donde hubiese querido que lo claváramos, tras
varios minutos poniendo el equipo al límite, incluso en una ocasión rozando la
línea por alguna rama parece que nos lo llevamos a nuestro terreno y poco a
poco el siluro va cediendo terreno, 20 minutos después se deja ver en
superficie, ya es nuestro!!!
Buscamos
una orilla para hacer las fotografías, una vez ya en la lona observándolo mi
"ojímetro" dice 2,40m, y la cinta métrica se va hasta los 2,41m, veo
que a pesar de llevar varios meses en el dique seco con los siluros no he
perdido ese buen ojo para echar las medidas.
Os dejo
con unas fotos del protagonista y un vídeo del combate del 2,41m de hace dos años, un pez que bien merece una jornada de pesca.
SILURO 2,41M AL LANCE, RÍO EBRO