Las cosas
en la pesca muy pocas veces suceden por casualidad, esta primavera "la
diosa fortuna" y supongo que también las "pocas" horas de vuelo
que llevo en esto de la pesca, el saber donde, como y en que momento buscarlas
me han regalado algunas capturas de grandes luciopercas que por estas aguas son muy
complicadas de ver.
Estas
auténticas supervivientes del maltratado río Ebro han tenido que esquivar mil
trampas y engaños para alcanzar estos grandes tamaños. Afortunadamente ellas
también tuvieron fortuna y fueron a parar a buenas manos y hoy en día siguen
nadando en sus aguas haciéndolas si cabe más difíciles y desconfiadas.
Al
contrario que las luciopercas más pequeñas, éstas viejas "vampiras"
son mucho más solitarias y suelen buscar lugares siempre las mismas zonas y
casi siempre de parecidas características en esta época, el conocer esos
rincones y encima poder contemplarlas durante unos instantes es un auténtico
privilegio al alcance de muy pocos.
La
lucioperca no se caracteriza precisamente por su combatividad, pero es una
pesca sumamente técnica y particular que no te permite errores poniendo en
evidencia las virtudes o defectos del pescador.
Buscada y
codiciada por su valor gastronómico en un gran número de casos no vuelven al
agua, simplemente por ello estas grandes sandras ya son dignas de seguir
viviendo, son el pasado, presente y futuro de muchas generaciones de luciopercas.
Os dejo
con estas cinco preciosidades en forma de lucioperca que me ha regalado esta primavera, que dicho sea de paso cuanto más veo las fotos,
más me gustan...