Enero del
2017, las condiciones aunque no eran las mejores invitaban a ello, las aguas
achocolatadas y el abundante caudal del Ebro era razón suficiente para intentar
la captura del primer siluro al lance de la temporada.
Bajo unas
condiciones duras, frío, aguas gélidas y fuera de temporada iniciamos la
jornada, sabiendo ya de antemano que iba a haber muy pocas oportunidades y
había que tratar de aprovecharlas, después de un par de horas sin ver
absolutamente nada, un lance ajustado que parece ser un enganche, pero de
repente ese enganche cobra vida y viene hacia nosotros, sin llegar a clavarlo
bien debajo de la barca y tras una doblada de caña brutal el siluro se desclava
dejando la prueba del delito, una línea llena de baba, mal empezamos!!!
Sabía
antes de empezar que estos días invernales de pesca de siluros al lance es como
en el fútbol, el que perdona oportunidades al final lo suele acabar pagando,
además la experiencia me dice que esa picada, esa confusión entre si es una
rama que no lo mueves del sitio hasta que el pez decide el moverse, era un
siluro de los grandes, uno pequeño-mediano enseguida cabecea y te lo traes y
este era de otra liga.